Los perros son seres increíbles. En más de una ocasión os lo hemos contado a través de historias que nos han hecho ver lo importantes que son para nosotros, pero esta es mágica.

Su protagonista se llama Kainoa, y es un niño autista de cinco años.  El pequeño, residente en Japón, lleva toda su vida luchando contra su manifiesto rechazo al contacto físico, ese que incluso le ha impedido recibir abrazos de su madre.

En todo este tiempo, Kainoa tampoco había podido hacer amigos; le resultaba imposible interactuar con otros niños cuando estaba en el parque, a pesar de sus esfuerzos, de las terapias y de sus lágrimas.

El afán de su madre, Shanna, testigo de la frustración de su hijo, por ayudarle le llevó a buscar un compañero fiel que sirviera de estímulo para él. Así, tras dos años de espera, entró en sus vidas Tornado.

Para que ambos se conocieran tuvieron que desplazarse a Ohio, en EEUU, y acudir a la sede de 4 Paws for Ability, un centro de entrenamiento para perros especializados en ayudar a las personas a afrontar diferentes afecciones. Y ese momento fue mágico.

La reacción de Kainoa sorprendió a todos; al ver a Tornado se lanzó a abrazarlo instintivamente. Su madre no podía creer lo que estaba viendo; le pareció tan increíble la escena que no pudo evitar las lágrimas, y compartió su experiencia.

El niño no dejó de interactuar en ningún momento con el perro e incluso se recostó sobre él. Ese preciso instante fue captado por una cámara del centro. Y esa imagen indescriptible, compartida más de 250 mil veces en redes, es testigo de todo lo que su madre, ahora esperanzada, sintió entonces. A veces, un perro lo puede todo, ¿no os parece?

Fuente: dinbeat.com